jueves, agosto 26, 2004

Anoche tuve un sueño muy feo. Soñé que me secuestraban.
Andaba yo de compras en un Mall (sola como siempre) y entraba a una tienda para ver algo que me había gustado y ahí me quedaba un buen rato viendo algunas cosillas, cuando salí de la tienda alguien me agarro del brazo y me dijo que caminara al estacionamiento, que no volteara a verlo y no gritara, yo me asusté, pero pensé que era una broma. Cuando llegamos al estacionamiento me dijeron que subiera a una camioneta, no recuerdo de que color ni como era, solo recuerdo que fue cuando me di cuenta de que no era una broma y comencé a sentir miedo. Ya no recuerdo nada hasta que estaba un lugar como una bodega o algo así, no recuerdo muy bien, solo que era un lugar muy grande y oscuro. No recuerdo que estuviera atada y con los ojos vendados, pero si que todo estaba muy oscuro y solo escuchaba voces pero no entendía nada de lo que decían, yo quería hablar, pero la voz no me salía y sentía mucho miedo. Me pasaron muchas cosas por la cabeza, recuerdos, personas, lugares. Recordé las cosas que había dejado pendientes y que nadie en la oficina conoce le movimiento de lo que yo hago, que en mi casa solo yo sé donde están algunas cosas, y lo que más me preocupó fue que pasaría con mi adorado retoño. El sueño se quedó ahí, ya no sé que más pasó, no sé si hubo llamadas telefónicas, pago de rescate, rescate o muerte. Y no quiero saber, es horrible esa sensación, y solo era un sueño, no quiero saber como se siente en la realidad.
Me desperté muy asustada, con una sensación extraña, lo primero que hice fue ir a la recamara de mi retoño y ver que estuviera bien. Me acerque a su cama y lo vi dormido, me acerque más para asegurarme que estuviera respirando, sentí una gran sensación de alivio y no pude dejar de derramar una lagrima porque estaba bien. En ese momento me acordé que cuando era un bebe, me levantaba a media noche para hacer lo mismo, para asegurarme que estuviera respirando, me daba miedo que le pasará algo, acercaba mi oído a su carita con mucho cuidado y escuchaba su respiración. Me sentía muy tranquila y me quedaba un rato ahí sentada frente a su cuna contemplándolo, viéndolo dormir. Me sentía feliz de tenerlo y a veces hasta pensaba que era un sueño. Él es lo más maravilloso que me ha dado la vida, lo que más amo en este mundo y por quien daría mi vida.

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