miércoles, junio 30, 2004

Anoche me pasó algo bien chistoso.
Mi retoño me pidió que le preparara para la cena unas tostaditas con frijolitos, quesito, repollo, aguacate y salsita. Pero no había salsa, así que decidí preparar una y puse a coser el tomate y el chile mientras hacía otras cosas de casa, ya saben eso de darle su manita de gato para que no se vea tan desordenada. Pues ya que estaba listo el tomate y el chile me fui a la cocina a preparar la salsa, echo el tomate y el chile a la licuadora, le pico a está para me muela todo muy bien, y me quedó pensando en que me falta algo, ¡ah, si la sal!, busco la sal en la alacena, veo el bote que dice SAL, y pues le echo un poquito a la licuadora y a moler se ha dicho. Ya todo bien licuado lo vacío en un tazón y la pruebo para ver que tan picante quedó, pero entonces me doy cuenta de que sabe raro, y me quedo con cara de ¿qué le eche? Y voy a ver que onda con el bote que dice SAL, agarro un poquito y la pruebo, y resulta que no era sal, era bicarbonato!!!!. La pregunta es qué hace el bicarbonato en le bote de la sal?, quién lo echó ahí?, quién lo compró?, por qué no me avisan?. Pero...un momento, si estoy hablando de mi casa, mi cocina, se supone que ahí solo estamos mi retoño y yo. Cómo es posible que no sepa lo que hay en mi cocina, será que no la visito muy seguido o que me gusta la comida sin sal.

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