viernes, septiembre 24, 2004

Hace unos días estuve platicando con un amigo de un problemita que hubo hace unas semanas. Ese día me moleste por cosas que ya no tiene caso mencionar, ese día entre las cosas que dije dentro de mi estado de disgusto estuvo el que ya estaba cansada de hacer lo que todos quieren o esperan. Y de eso hablamos, el me dijo que yo era como dos Maris, una la de siempre la buena, la noble, la que se preocupa por todos, la que siempre dice si, la que deja de lado sus cosas por los demás, etc. Y la otra que sale cuando tiene una cuantas cervezas encima y que se rebela y dice lo que quiere y lo que no, la que hace valer sus opiniones aunque le hablen fuerte. Yo le dije que siempre intentaba hacer valer mi opinión, pero el me dice que la defiendo más en esas circunstancias, así te vale, me dijo. Yo le dije que entonces ya no iba a tomar y el me dijo, no la receta es que tomes unas cervezas todos los días para que asi todos los días digas NO cuando quieras y los demás nos acostumbremos. Ayer, cuando ya regresábamos de la reunión y después de ir un rato al Antrópolis, ya cuando cada quien se iba a su casa, todos se fueron conmigo y yo me quede pensando que onda, ahora resulta que nadie quiere llevar su carro para no preocuparse por manejar de regreso al fin que yo estoy ahí, no me pareció nada justo. No dije nada y seguimos caminando y cuando llegamos al carro les dije que onda y me dicen no pues vámonos, y se suben al carro. Le di rumbo a mi casa y deje a un amigo que me queda de pasada, y les pregunte a los demás y a ustedes donde los dejo, y me dicen no pues a mi en mi casa, y a mi en la mía, y entonces yo les dije, que cómodos porque mejor no se contratan un chofer para que los lleve y lo traiga, yo voy para mi casa díganme donde se quedan y de ahí a ver como se van a la suya. Todos se quedaron callados y me vieron muy serios y yo les dije, solo agarre valor, pero no necesite las cervezas que me recetaron. Bueno si me tome unas, pero no la cantidad recetada.

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