martes, mayo 04, 2004



Ayer vi por enésima vez la película Los Olvidados, es una de mis películas favoritas y aunque la he visto muchas veces, cada vez que la veo tengo la esperanza de que no pase lo que sé que va a pasar. Ese canijo del Jaibo me hace pasar unos corajes, es todo un personaje y las caras de los niños, sus expresiones y ver como viven es algo que siempre me hace llorar, sentir impotencia ante tanta pobreza, tanta injusticia. Ya sé que esto es una película, pero la realidad no esta muy lejos de lo que en ella se refleja, en todas las ciudades de este país tenemos gente como ellos. Niños, ancianos, mujeres, hombres que viven al margen de una sociedad que no les da la oportunidad de integrarse, que les cierra las puertas o les pone obstáculos cuando quieren hacer algo por ellos mismos y por sus familias. Queremos cerrar los ojos y no verlos, pero existen y seguirán existiendo mientras no hagamos nada por ellos. No podemos desaparecerlos, no podemos enviarlos a otro lado donde no se vean. Son personas como todos nosotros, tienen el derecho de vivir en un lugar. No están ahí ni viven así porque ellos quieran. Es porque no pueden hacerlo de otra forma, la vida, la sociedad y a veces creo que hasta Dios se olvida que existen, que están ahí, sufriendo y luchando por su vida, por sus familias, por su futuro. Por eso, ellos son LOS OLVIDADOS.

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