miércoles, diciembre 10, 2003

En la mañana muy temprano me llamó mi hermana para decirme que mi papá y mi mamá se habían ido junto con mis abuelos a San Luis Potosí, porque una tía de mi mamá había fallecido. La verdad es que aunque si conocía a la señora, hacía mucho tiempo que no la veía pues ella vivía haya en un pueblo y yo hace muchos años que no iba, pero no deje de sentir esa sensación extraña que se siente cuando te dicen que alguien que conoces y con quien compartiste cosas aunque sean muy pocas se va. Recordé como era el lugar donde vivía, que es un pueblo donde no hay nada, solo nopales con tunas y tierra por todos lados, su casa me gustaba mucho porque era de adobe y tenía muchas plantas en la entrada y en el patio se veía bonita, también recuerdo que cuando íbamos nos hacia unas tortillas a mano en la cocina que en vez de estufa tenía una chimenea, esto hace muchos años porque la última vez que fui ya tenía una estufa y la modernidad había llegado a su casa por parte de un hijo que se fue de ilegal a los Estados Unidos. Me acuerdo que en esa ocasión sentí una gran decepción cuando vi que su chimenea ya no estaba y que ya no era necesario traer el agua del pozo porque ya llegaba hasta la casa, que ella ya no hacía aquellas tortillas porque en el pueblo ya había una tortillería y muchas otras cosas, ya no era el pueblo de antes y ella ya no era la misma tampoco. Ya sé que todo tiene que evolucionar y que ni ella ni el pueblo si iban a detener en el tiempo, pero sentí nostalgia de lo que era antes y ya no era.
Es extraño como mantenemos en el olvido a tantas personas y las recordamos en momentos como este, me da tristeza, no por ella sino por mi que jamás regrese a visitarla y que olvide por tanto tiempo, ahora me acuerdo de tantas cosas, y me doy cuenta de que aunque fueron pocas las veces que la vi me dejó tantos recuerdos, todos buenos, todos felices.

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