Este sábado fue la reunión anual de la familia Hinojosa. Cada año un fin de semana después del día 2 de febrero la familia se reúne para celebrar el aniversario de bodas de los abuelos, es la única fecha del año en que la mayor parte de la familia asiste, no todos pero casi todos. Este año no nos contamos, pero creo que el último censo familiar superó a los 150 miembros, entre hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Es una ocasión única en la que ves a algunos miembros de la familia que no ves desde hace un año, ósea desde la reunión anterior, así que hay muchas cosas que contar, desde como van las cosas, los nuevos proyectos y los viejos recuerdos. Especialmente esta parte de los recuerdos es la que más me gusta. Yo tengo especiales recuerdos de esta parte de mi familia. Sé que no es una familia perfecta, pero me gusta como es, con sus buenas y malas costumbres. Recuerdo especialmente las navidades en que nos reuníamos, primero en la Noche Buena para rezar el rosario y todo el ritual y después al día siguiente Navidad, para el recalentado, abrir los regalos y llevar lo que a cada uno de los nietos nos había traído Santa Claus. Esta es una de las épocas más felices de mi vida, cuando era una niña y llegaba con alegría para mostrar mis regalos y ver los de los demás, compartirlos, jugar todos juntos en la calle y aguantar uno que otro regaño. Es verdad que no somos una familia muy unida, pero al menos tenemos lindos recuerdos que traemos de regreso una vez al año, en cada una de estas reuniones. Pero, algunas veces como hoy, me pongo a pensar, que pasará cuando falten los abuelos, muy seguramente dejaremos de reunirnos, y aunque sé que los recuerdos seguirán en mi mente y mi corazón, me da tristeza saber que ya no tenderé con quien compartirlos y reír hasta cansarme cada vez que lo haga.
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martes, febrero 08, 2005
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