Después del "detallito" del viernes que me mantienen aun en el limbo, pero ya no tan perdida, me he pasado unos días muy tranquilos en casa pensando y analizando las cosas. Triste, no estoy, solo pensativa y mi retoño ya se dio cuenta, y ayer mientras cenábamos le comenté lo que pasaba y todo lo que "eso" había destapado, primero me regaño y me aventó un sermón como si él fuera el papá, me dio su consejo que la verdad no esta tan mal y me dijo lo que pensaba de algunas personas involucradas en todo eso. Después hablamos de otro "detalle" similar que él tiene con sus amigos y ahora me toco a mí darle el sermón y los consejos. Luego nos atacamos de la risa porque nos dimos cuenta que estamos igual, los dos dejamos que la gente se aprovechara y ahora no sabemos como detenerla.
Pobre de mi niño, por qué tendía que heredar esa parte de mí, ya sé que la mayor parte de las veces es como una cualidad, pero cuando llega a su límite no es nada agradable y es difícil, al menos para nosotros dos, estableces los límites porque la gente ya esta acostumbrada a algo y ahora debemos de decirles que ya estamos cansados, hartos y fastidiados de todo eso y nos preocupa su reacción porque no queremos lastimarlos, pero... a ellos les preocupa nuestra preocupación? |
miércoles, noviembre 24, 2004
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